Lago Doxa: explora la magia agreste del Peloponeso

No hay mucha artificialidad en Grecia. La comida es de la granja a la mesa, la gente no es más que franca y ‘exo kardia’ (lo que ves es lo que obtienes), la naturaleza es prístina y está cuidada y la historia, aunque adornada a veces, ofrece una descripción precisa de una nación que rezuma buenas vibraciones. Hay una cualidad inherente de realismo en Grecia que hace que la noción de artificialidad sea del todo peculiar. Ciertamente, artificial no es sinónimo de Grecia, por lo que el hermoso lago Doxa pasa bastante desapercibido en estas partes del mundo. Salvo algunos viajes escolares y amores románticos de parejas, la gente del pueblo de Feneos, en el Peloponeso, en realidad no recibe tantos visitantes. Y es una pena, ya que el lago Doxa es todo menos un espejismo. Es muy asequible, es muy bonito y está a solo dos horas de Atenas, está muy cerca.

Entonces, ¿qué estamos mirando? Un lago artificial en la prefectura occidental de Corinthia creado a mediados de los 90 al desviar el agua del río homónimo Doxa hacia una meseta a una altura de 900 metros. Los cultivos se inundaban cada temporada y por eso se tomó la decisión; El lago Doxa nació. Flanqueado por pinos y abetos y el monte Helmos asomándose en la distancia, la mitad espera escuchar cencerros y cantos tirolés con hombres en pantalones de cuero que hacen sonar enormes jarras de cerveza. Tal es la ilusión que incluso las cabañas que se pueden alquilar tienen una sensación rústica distinta, como si estuvieran atrapadas en un túnel del tiempo bávaro. Cosas acogedoras, sin duda.

Sin embargo, la paramnesia realmente se establece al inspeccionar de cerca el lago, donde un monasterio solitario aparece fuera del agua como por arte de magia: la iglesia de Agios Fanurios. Se ofrecen visitas guiadas para ir a admirar sus iconostas y pasear por el pequeño islote. Otras actividades incluyen navegar en kayak alrededor del lago o simplemente bucear. Hay extensos senderos para caminar alrededor del lago y aventurarse más allá, uno puede visitar algunas bodegas en el sendero de la región vinícola del Peloponeso, y tal vez incluso tropezar con algunos castillos y monasterios. .